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domingo, 11 de diciembre de 2011

Varanasi III, un hasta luego

Mereció la pena el madrugón para ver amanecer sobre el Ganges.

Nos levantamos y fuimos directos al Scindhia ghat para coger la barca de remos que habíamos preacordado el día anterior de la que volvíamos al hostal. El precio fueron 100 Rs. por un paseo hasta un poco más allá de Dasaswamedh ghat, de una hora más o menos. Esta es otra de las cosas que nadie que visite Varanasi se debería perder.


Amanecer lo que es amanecer no vimos, ya que había bastante niebla, pero fue un paseo muy agradable. Además la niebla y la luz del amanecer que se dejaba entrever le daba un halo especial a los ghats que comenzaban poco a poco su actividad.


Cuando el día empieza puedes contemplar a los hindúes dándose su baño matutino o rezando a las orillas de su sagrado Ganges. Por el río había algún que otro turista madrugador, y algún vendedor también madrugador (o quizás estos últimos no duermen).


Por si las moscas nosotros también hicimos una pequeña ofrenda a este río que tantos millones de personas veneran... dejamos un platito de papel con flores, pétalos de rosa y la correspondiente velita en agradecimiento por los días que habíamos pasado en esta ciudad tan especial. Tantos millones de personas no pueden estar equivocadas, ¿no?


Volviendo ya para el Scindhia ghat, el remero nos propuso remar un rato... y la verdad es que era mucho más difícil de lo que parecía, así que una vez demostrada nuestra inutilidad a los remos, nos dejó en el ghat y a recoger, que en un rato teníamos que dejar la ciudad rumbo al aeropuerto para coger un vuelo a Khajuraho.


En principio habíamos quedado con el taxista que nos llevó hasta allí a las 8 en punto (recalcándole muy mucho que fuera puntual), pero después de esperarle 15 minutos decidimos marcharnos, ya que el tiempo se nos empezaba a echar encima y si finalmente no venía tendríamos que buscarnos la vida a contrarreloj. Así que echamos a andar por los callejones hasta la primera calle con tráfico, donde buscamos un tuk tuk, que son más baratos que los taxis (250 Rs.). Resultó que el conductor no tenía mucha idea de dónde estaba el aeropuerto, ya que el que funcionaba ahora era nuevo, con lo cual dimos unas cuantas vueltas. Cómo no, pretendía que ese paseo extra corriera por nuestra cuenta, pero ahí nos pusimos un poco duros y le dijimos que él tendría que saber dónde estaba el aeropuerto, y si no que hubiera preguntado, que los que si que no sabíamos ir éramos nosotros.

Finalmente llegamos al aeropuerto con tiempo de sobra. El vuelo de Kingfisher era a las 11:10, pero salió con bastante retraso, así que nos tomamos un tentempié en el aeropuerto mientras esperábamos.

Varanasi sería una de las ciudades que más nos gustaría en nuestro viaje. Como ya he dicho en varias ocasiones es una ciudad muy especial, digna de unos días si visitas el Norte de la India. De hecho estoy seguro de que volveremos a visitarla... quien sabe, quizás de camino a Nepal...

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